Hoy un offtopic en el que os cuento algo que no he contado nunca a nadie, sobre cómo podemos afectar a la vida de otras personas, para bien, o para mal.
Pero antes, recordemos que en Boluda.com tenéis cursos para emprendedores, marketing online, desarrollo web, y todo lo que necesitáis para vuestro negocio online. Estamos entrando ya en la recta final del curso de GenerateBlocks, una estupenda colección de bloques para WordPress, que nos permite personalizar de forma simple nuestro contenido. ¡A por él!
Hoy quiero compartir con vosotros algo que nunca he contado a nadie. Es una de esas historias que, aunque no parezcan gran cosa en el momento, se te quedan grabadas. Una semillita que se planta en la infancia y que, con los años, crece y se convierte en un árbol que ya no puedes ignorar.
Tenía unos 10 u 11 años cuando vi un capítulo de Un hombre de familia, una sitcom que, aunque solo duró una temporada, me dejó huella. En ese episodio, el padre –bombero viudo que vivía con sus hijos y el suegro– hablaba con sus hijos sobre la muerte de su esposa. Decía algo que me marcó profundamente: si ese día, esa mañana, hubiese ocurrido cualquier pequeño cambio, quizá todo habría sido distinto. Si ella se hubiese entretenido cinco segundos más, si hubieran desayunado juntos, si la hubiera llamado... quizás habría evitado ese accidente de coche. Y claro, eso a mí, de pequeño, me dejó en shock. El efecto mariposa en estado puro.
Esa idea se quedó rondando por años en mi cabeza, y volvió con fuerza cuando estaba en la universidad. Un día, nuestro profesor de contabilidad entró a clase visiblemente afectado. Nos contó que, el día anterior, había insistido enfadado al vendedor de una tienda para que le trajera un colchón que había comprado. El vendedor accedió, pero nunca llegó. Murió en un accidente de coche de camino a su casa. El profesor estaba destrozado. No fue su culpa, pero su insistencia formó parte de esa cadena de acontecimientos que acabaron en tragedia. Y eso duele.
A partir de ahí, empecé a desarrollar un pensamiento intrusivo. ¿Y si una recomendación mía, una petición, un consejo, acaba en desgracia? ¿Y si alguien sufre un accidente por algo que yo he dicho o pedido? Me pasa especialmente con cosas que implican desplazamientos. Si le pido algo a alguien, como que me lleve algo, o que visite un sitio, mi cabeza ya empieza a imaginar todos los escenarios posibles.
Recuerdo que le recomendé a mi madre un pueblito para su podcast. Y claro, el pensamiento apareció: ¿y si le pasa algo de camino? O cuando insistimos a nuestro hijo Sam para que fuera a una excursión del cole, aunque no le apetecía nada. Volvió con un golpe tremendo en la frente por una caída. Se nos partía el alma al verlo, y pensábamos: ¿por qué le obligamos? A veces, intervenir en las decisiones de los demás puede tener consecuencias inesperadas. Y cuando algo sale mal, esa sensación de culpa te acompaña.
Durante mucho tiempo, esto me frenaba a recomendar cosas. Pero con el tiempo, y muchas vueltas mentales (que ya sabéis que me encanta darle vueltas a todo), me di cuenta de algo: esto también funciona al revés.
Quizá alguna vez, sin saberlo, hemos salvado a alguien de algo malo gracias a una sugerencia, un consejo, una recomendación. Tal vez esa persona iba a ir a un sitio donde habría tenido un accidente, pero fue a otro porque se lo recomendamos. Nunca lo sabremos, claro. Pero el simple hecho de que exista esa posibilidad ya es reconfortante. :)
Como en ¡Qué bello es vivir!, esa película en la que James Steward se arrepiente de haber nacido, y de repente ve qué hubiera pasado si no hubiera existido. Entonces se da cuenta de todo lo bueno que ha provocado en la vida de los dem
Published on 11 hours ago
If you like Podbriefly.com, please consider donating to support the ongoing development.
Donate