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San Gregorio Magno, Papa y Doctor



Evangelio según San Lucas 22, 24-30

Los discípulos tuvieron una discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado el más importante. Jesús les dijo: «Entre los paganos, los reyes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y a los jefes se les da el título de benefactores. Pero ustedes no deben ser así. Al contrario, el más importante entre ustedes tiene que hacerse como el más joven, y el que manda tiene que hacerse como el que sirve. Pues ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa a comer o el que sirve? ¿Acaso no lo es el que se sienta a la mesa? En cambio yo estoy entre ustedes como el que sirve.

Ustedes han estado siempre conmigo en mis pruebas. Por eso, yo les doy un reino, como mi Padre me lo dio a mí, y ustedes comerán y beberán a mi mesa en mi reino, y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel».

***

San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

Hubiera querido ser monje, pero contrariamente a su deseo, fue elegido Papa. Se demostró entonces un hombre de acción práctico y emprendedor. Dio inicio a una profunda reforma de la Iglesia y nos dejó numerosos escritos. La grandeza de su obra le valió el apelativo de «Magno».

San Gregorio nació en Roma en torno al año 540 en el seno de una rica familia patricia romana, la gens Anicia, de fe cristiana y conocida por los servicios prestados a la Sede Apostólica. Sus padres, Gordiano y Silvia (a quien la Iglesia venera como santa el 3 de noviembre) le transmitieron los valores evangélicos con el ejemplo.

Después de cursar estudios de Derecho, Gregorio emprendió la carrera política y ocupó el cargo de Prefecto en Roma. Esta experiencia le ayudó a conocer los problemas reales de la ciudad y a desarrollar un profundo sentido del orden y la disciplina.

Pocos años después decidió retirarse, atraído por la vida monástica. Donó sus bienes a los pobres y convirtió la casa paterna, situada en el Celio, en un monasterio dedicado a san Andrés. Allí, en el recogimiento, se entregó a la oración y al estudio de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia.

De monje a Papa

Pero el Papa Pelagio II lo nombró diácono y lo envió a Constantinopla como su aprocrisario –nuncio apostólico-. Allí estuvo seis años, durante los cuales, además de llevar a cabo las tareas diplomáticas que le había confiado el Pontífice, siguió viviendo como monje con otros religiosos.

A su regreso a Roma, volvió a su monasterio del Celio. Tras la muerte de Pelagio II, en el 590, fue elegido como su sucesor.

Gregorio tuvo que afrontar un periodo difícil: los longobardos habían invadido la península Itálica, lluvias e inundaciones habían provocado numerosas víctimas y grandes daños, y muchas zonas se vieron afectadas por la carestía y la peste. Gregorio exhortó a los fieles a la oración y la penitencia, invitándoles a participar, durante tres días, en una solemne procesión penitencial hacia la basílica de Santa María la Mayor. Se cuenta que, mientras atravesaban el puente que enlaza la zona del Vatican


Published on 3 months, 2 weeks ago






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