Meditación en el sábado de la III semana de Cuaresma. Tomando pie de la parábola del fariseo y el publicano que subieron al Templo a orar, el Señor nos habla del peligro de la arrogancia, encarnada por «aquellos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás». El remedio es darse cuenta de que necesitamos a Dios y a los demás.
Published on 1 year, 9 months ago
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